Adriana Fournier Uriegas
Nubes que pasan despacio y se disipan con el tiempo, enredaderas que se aferran y resisten, hormigas que colaboran,
pájaros que pierden el miedo a volar
(tienen que hacerlo).
Insectos que sobreviven tormentas,
capullos que florecen en pleno invierno,
frutos que maduran, caen
y dejan sus semillas detrás.
En el jardín abundan la paciencia y la resiliencia.
El frío refresca y a veces corta.
El calor revive y a veces quema.
No importa la estación para encontrar belleza.
Se respira calma
(a veces se estornuda incomodidad).
En el jardín una observa, escucha y siente
(se admira la vida).
Una se diluye y se entrelaza con los colores, con lo otro.
Ahí ya no hay yo, todo es, todo pasa.
Fotografías de la autora.
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