Mariana Abreu Olvera
Adriana Fournier Uriegas
Mariana Costa Villegas
9 de junio de 2021
¡Presentamos el décimo número de Pluvia con la misma alegría de siempre! En esta ocasión está dedicado a la crisis climática, un hecho innegable y de atención urgente.
A pesar de que la crisis climática y sus consecuencias negativas han sido anunciadas desde hace varias décadas, mantenemos una tendencia de evasión frente a la reflexión en torno a la conservación de la vida y la diversidad en el planeta. Todas las advertencias sobre los efectos del ritmo desmedido de explotación de la naturaleza y las evidentes manifestaciones como los incendios, el aumento del nivel del mar, las sequías, las alteraciones en las temporadas de cultivo, la pérdida de biodiversidad, entre muchas otras consecuencias, no parecen ser suficiente aviso para atender esta situación desde sus raíces. Compartimos las palabras del ecólogo Fernando Córdova cuando afirma que las soluciones que buscan atender el fondo y no la superficie de estas problemáticas son impopulares y poco convenientes para los grupos de poder. Por lo mismo, “la esperanza se encuentra en lo local, donde todos estamos, donde se sienten los impactos, donde se acaban los recursos, entre nosotros.” (Córdova, F., Hacia una política ambiental sistémica)
Este número se compone por colaboraciones entretejidas de sensibilidad, preocupación y esperanza. Majo Peón relata las reflexiones que surgen de una noche de insomnio acompañada por el canto de un grupo de anfibios. Adriana Fournier Uriegas navega la idea de la vulnerabilidad como una posible herramienta de consciencia que nos encamine a la acción. Erika Luna y Sofía Giordano, desde el enfoque de género que caracteriza a su proyecto DAMUSA, exploran las consecuencias de la crisis climática particularmente para las mujeres trabajadoras y nos brindan la oportunidad de repensar nuestra percepción sobre los “grupos vulnerables” y las minorías. Ximena G. Tercero escribe sobre el proceso que conlleva el cultivo del café que bebemos todos los días y nos invita a reflexionar en torno a las consecuencias ecológicas –que en ocasiones ignoramos– detrás de nuestros modos de consumo. Fernanda Costa, quien forma parte de las generaciones jóvenes que han mostrado y nos recuerdan la importancia de la conciencia ambiental, nos comparte su preocupación por la urgencia de un despertar colectivo. Emmaline M. Rosado González, desde su experiencia con el Programa Internacional de Geociencias y Geoparques de la UNESCO, nos invita a acercarnos a las rocas para escuchar la sabiduría que llevan dentro. La ilustración y las palabras de Ale Moreno Buendía nos invitan a recuperar aquellos lenguajes que hemos olvidado y nos hemos desacostumbrado a entender.
Les deseamos una amena lectura y esperamos que este número les invite a seguir formando parte de la reflexión, el estudio y la acción frente a la crisis ecológica que amenaza la diversidad, el equilibrio y la vida del planeta.
Fotografía de Mariana Costa Villegas
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