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Crecer en suelo fértil

Alondra Velasco Morón



He reflexionado mucho sobre si pertenezco o no,

a este lugar donde se hace aquello que llamamos ciencia. 

¿Será aquí donde puedo-quiero crecer?


Mi hermana dice que tengo estructura.

Sí, me gustan los procedimientos claros,  

me gusta una idea bien formulada, 

me gusta la ortografía, 

soy racional,

pero eso no es todo lo que soy.


También soy revoltura, soy desastre, soy cambiante.

Me gusta aquello que puede significar muchas cosas,

aquello que no sigue un patrón, 

aquello que no se comprende, sólo se contempla, 

soy emocional,

y es gran parte de quien soy. 


Últimamente la academia me queda cada vez más chica,

empiezo a verbalizar que quizá no es donde quiero construir mi vida,

porque es un mundo hostil, agresivo y patriarcal,

y sé con certeza que otros espacios son posibles,

que la ciencia es un medio para un fin más grande, 

y no un fin en sí misma. 


Las cosas han cambiado, yo he cambiado. 

sigo creyendo en la ciencia, 

pero la academia quizá ya no es el lugar donde quiero echar raíces,

porque su suelo está muy compactado,

y yo necesito crecer en suelo fértil, aireado,

un espacio de compartencia y no de competencia. 


Una puerta-posibilidad se abre,

en ella: mujeres diversas haciendo ciencia,

en ellas: complejidad, autonomía, resistencia, ternura…

la esperanza se mantiene, también crece. 

Quiero escucharlas y leerlas a ellas, 

no quiero saber más sobre la historia contada por y para hombres,

porque cuando las mujeres narran la historia, 

el mundo me parece más real, 

se dibuja familiar, sincero, revolucionario. 


Es en estas narrativas donde puedo identificarme,

no en aquello que me enseñaron a no cuestionar.

Ellas me invitan a reflexionar, sentir, argumentar, actuar, 

aquí sí podría pertenecer,

aquí sí hay lugar para crecer,

aquí estamos abriendo camino. 


No decidiré hoy por dónde caminaré mañana, 

pero una certeza me acompaña, 

si es rodeada por mujeres, voy por buen camino. 


La estructura y el conocimiento no son exclusivos de la ciencia y la academia. Todos los días miles de mujeres reflexionan y actúan, individual y colectivamente, desde sus territorios utilizando conocimientos ancestrales y científicos para contribuir a realidades más justas y suaves para las que vienen, las que estamos y las que ya no están. De ahí la importancia de una ciencia que reconozca otros saberes pues, como se observa en la fotografía que acompaña este texto, desde diferentes contextos, desde la diversidad, nos nutrimos. 


Esta es una reflexión personal de mi andar en el mundo de la ciencia y mi exploración por otros caminos en búsqueda de aquellos lugares donde puedo sentirme abrazada. Es un cuestionamiento directo a la forma patriarcal de hacer ciencia y un reconocimiento profundo a las mujeres que posibilitan en la academia un suelo fértil.  

 

Fotografía. 

Título: Reflexión-acción femenina. 

Círculo de mujeres diversas en el 15vo Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe.

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