Bianca Orlandini
Mi amor por la lengua española y por su cultura ha condicionado mi vida, al grado de actualmente ser profesora de esta lengua tan hermosa. Conocer otro idioma permite poder hablar con personas que forman parte de otra comunidad lingüística, invita a conocer de manera directa otras culturas sin la necesidad de un intermediario, consiente viajar con menores dificultades y ofrece más oportunidades dentro del mundo laboral. Dentro de una visión moderna del ser humano como ciudadano del mundo, aprender una lengua extranjera no puede significar solo estudiar palabras nuevas y reglas gramaticales que sirvan para aprobar un test. Por todas estas motivaciones se puede pensar que una clase de lenguas extranjeras, con todas las oportunidades que ofrece, tendría que ser accesible para todos. La realidad no es así.
Desde hace cinco años trabajo, en Italia, en una asociación que da soporte psicológico y didáctico a alumnos con dificultades de aprendizaje y a sus familias. Estos jóvenes pueden tener diferentes tipos de trastornos, ya sea una dificultad específica del aprendizaje (dislexia, disgrafía, disortografía, discalculía), una hiperactividad o simplemente pueden necesitar aprender una metodología de estudio más adecuada a sus características.
A pesar de las distintas dificultades de los estudiantes, casi todos comparten la misma adversidad hacia las lenguas extranjeras. Estos trastornos pueden influir, directa o indirectamente, de manera negativa en la vida escolar, y a veces social, de un estudiante.
Puesto que los alumnos con dificultades específicas de aprendizaje no tienen problemas cognitivos, he creído necesario indagar sobre nuevas metodologías y enfoques que miren hacia una didáctica inclusiva. Es inadmisible aceptar la idea de que un trastorno sea excusa para excluir a estos jóvenes del aprendizaje de una asignatura tan importante.
La respuesta que se desprende de mi indagación sobre la enseñanza de la lengua española y en general de las lenguas extranjeras en Italia es que existen ya muchas estrategias y metodologías posibles, tanto en la teoría como en la práctica. Además de que existen unas leyes con unas directrices acerca de las didácticas para alumnos con dificultades de aprendizaje, también se encuentran unas indicaciones generales sobre los posibles enfoques que se pueden utilizar.
El problema es que, si bien existen estas indicaciones generales sobre cómo aplicar las directrices, todavía no existe información detallada acerca de la didáctica de las lenguas extranjeras. Es un campo que sigue en desarrollo y por este motivo no siempre se encuentran en la escuela las competencias para responder a las exigencias de estos alumnos. Las consecuencias naturales son que muy a menudo se proporcionan a estos estudiantes pruebas muy fáciles porque no se sabe cómo estructurar una prueba adecuada.
Entregar ejercicios demasiado simplificados a alumnos que no tienen problemas cognitivos es degradante y muy peligroso, porque de esta manera se puede bajar el nivel de autoestima y de motivación que en estos chicos ya son muy bajos. Elaborar una prueba en lengua extranjera para estos alumnos puede ser difícil, pero es posible.
Es necesario también que se desarrollen muy rápidamente las competencias relativas al uso de instrumentos compensatorios que sean útiles para estos alumnos, porque a este respecto se ha encontrado una carencia en el uso de estos medios, sobre todo de los instrumentos más tecnológicos, tanto por parte de la escuela como de estos alumnos y de sus familias.
Otro tema que he abordado en mi trabajo ha sido el de las metodologías didácticas más eficaces, y el enfoque que resulta más indicado es el enfoque multisensorial, que ofrece a estos jóvenes estímulos diferentes que faciliten el aprendizaje.
El desafío mayor consiste en encontrar actividades inclusivas y que lo fueran de tal manera que estos alumnos no se sintieran diferentes, exaltando las habilidades de estos jóvenes para que se sintieran parte de un grupo donde podían contribuir positivamente y donde podían reforzar su propia autoestima.
Para concluir, es preciso subrayar la importancia del componente emocional y de la diversión como elementos propulsores de un aprendizaje profundo y duradero. Es necesario que los alumnos en cuestión recuperen la motivación para estudiar una lengua extranjera y que la escuela contribuya con todos sus recursos a rescatar la confianza que los estudiantes con las características enunciadas habían perdido en esta institución.
Es oportuno un cambio de perspectiva, la diversidad no puede ser sinónimo de dificultad. Un profesor que encuentra una vía distinta para enseñar un mismo concepto a un alumno con un funcionamiento diferente es un profesor que ha aprendido algo nuevo y entonces ha enriquecido sus competencias. Quien se rinde delante de una dificultad pierde una oportunidad. Si no se encuentra una didáctica de las lenguas extranjeras eficaz para los alumnos con dificultades específicas de aprendizaje, será una derrota tanto para las escuelas como para estos jóvenes.
Fotografía de la autora.
Commenti